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Foto del escritorRaquel Fuster

TRABAJO SOCIAL SANITARIO Y COVID-19


Dos meses en estado de alarma en los que dentro del sistema sanitario hemos temido y mucho el gran tsunami que parecía que se avecinaba. Nos hemos preparado lo mejor que hemos sabido, vaciando el hospital para recibir a los pacientes infectados por el Covid, realizando protocolos para estar preparados ante cualquier situación... y hemos visto como el resto de sistemas se retiraban a sus casas a hacer teletrabajo. 

Paralelamente, se ha querido poner en funcionamiento un sistema de protección ante la crisis social, debido a el cumplimiento del confinamiento con la paralización de la economía. La consecuencia directa de esta intensa reorganización ha sido una variopinta lista de propuestas, reuniones, circulares, directrices y normativa que afectaban tanto al sistema sanitario como al sistema social, y al más presente que nunca sociosanitario, en concreto las residencias de personas mayores. Las trabajadoras sociales sanitarias estamos viviendo unos momentos donde el contexto ha cambiado y cobra más relevancia que nunca. 

  • El contexto social. Un virus que por su alta letalidad paraliza el estilo de vida en el siglo XXI es un suceso global estresante. Decretado el estado de alarma, la sociedad se confina en sus casas pero nosotras vamos al trabajo, al hospital, por unas calles vacías, evitando el transporte público por el riesgo de contagio que supone. Seguimos viendo pacientes, aunque cada vez menos porque ante la falta de material (mascarillas y pruebas) se prioriza la atención telefónica. Nuestros compañeros, médicos y enfermeras intentan coordinarse con nosotras, las trabajadoras sociales sanitarias, sin que tengamos que subir a planta,  sin la atención presencial. Hay miedo en el ambiente, pero prima el compañerismo, intentamos protegernos unos a otros.


  • El contexto laboral. Trece años trabajando en el mismo hospital da mucha seguridad, pero el estado de alarma ha supuesto muchos cambios de este contexto: en el horario, en la organización de la Unidad de Trabajo Social Hospitalario, reservando un subequipo especializado en Covid, elaborando protocolos específicos. Ha cambiado la dinámica del hospital, se han cancelado consultas externas, quirófanos, ya no se permiten acompañantes en la hospitalización. Por otro lado han cerrado recursos sociales, cambian las formas de acceso de otros, se hace atención no presencial. Salen normativas, circulares e instrucciones diariamente que hay que asimilar y aplicar, se cancelan las reuniones con el equipo multidisciplinar, las sesiones formativas, la permanencia en planta... Muchos cambios en tiempo record en el complejo engranaje de la administración pública. 


  • El contexto relacional paciente-trabajadora social. A lo largo de estos dos meses también ha cambiado nuestra forma de trabajar. Sigue basándose en la entrevista como instrumento principal de conocimiento e intervención pero perdemos la riqueza de otra información: la observación de acompañantes en la habitación del paciente, que ahora no están permitidos, o la comunicación no verbal que ahora es muy limitada, bien por la existencia de mascarilla y distancia de seguridad, bien por hacer entrevista telefónica. A esto se añade que prácticamente ha desaparecido la entrevista familiar y hay instrucciones de minimizar el contacto directo y por lo tanto disminuye no solo la calidad de la entrevista sino también la cantidad. Todo esto dificulta generar el vínculo trabajadora social - paciente, vinculo que mejora las fortalezas del paciente, y  por otro lado dificulta realizar un correcto diagnóstico sociosanitario en un paciente donde también ha cambiado su contexto relacional, su contexto laboral y su contexto social, que habrá que analizar.

Toda la situación descrita que estamos viviendo me sitúa en "La perspectiva Persona en su Ambiente –en adelante PEA– es definida por la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales de Estados Unidos de América –NASW, en sus siglas en inglés– como la forma de ver a la persona como parte de un sistema ambiental, que engloba las interacciones recíprocas entre la persona, sus relaciones y el ambiente físico y social (National Asociation of Social Work, 2005: 10), siendo tres las situaciones que pueden producir problemas en el funcionamiento social: los sucesos vitales estresantes, las dificultades relacionales y la falta de respuestas adecuadas por parte del entorno (Gitterman, 2009 en Concoran y Walsh, 2010: 12)". (Ituarte Tellaeche, A. 2017:88)¹ ¹ Ituarte Tellaeche, A. (2017). Prácticas del Trabajo Social Clínico. Valencia: Editorial Nau llibres. Apartado 4: La evaluación y el diagnóstico en trabajo social clínico. Jonathan Regalado Piñero

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