Nos preparamos para todas las situaciones importantes de la vida, desde hacer un examen, empezar un trabajo, una cita romántica, nuestra boda, independizarnos, una intervención quirúrgica, el parto y nacimiento de nuestro hijo o hija...y tantas y tantas cosas más. Y esa preparación pasa desde ver y escuchar otras experiencias, hasta leer, buscar, pensar y decidir cómo queremos que sea la nuestra, pero cuando el tema en cuestión es la muerte, el tabú y el silencio se instaura entre nosotras.
Qué losa, qué inmenso peso cultural, la negación y dar la espalda a algo tan natural, innegable e irrenunciable como es el final de la vida. "Enséñame a morir" es el mensaje oculto que leo en los ojos de algunos pacientes, y ansiedad el precio más frecuente.
En mi experiencia de más de diez años como trabajadora social sanitaria en un hospital, en la sala de oncología y actualmente en cuidados paliativos, he sobrevolado sobre el tema de la muerte con algunas pacientes, y es un tema muy delicado, íntimo y personalísimo, que he tenido el privilegio de hablar con algunas de ellas (mi experiencia es mayor con las mujeres).
Resultado de estos encuentros y reflexiones es esta entrada, que no pretende establecer qué está bien o mal, sino destacar asuntos o recordatorios que quizás puedan ser de utilidad.
Para empezar e intentando no perder una mirada positiva diré que si algo bueno podemos destacar de tener una enfermedad grave, crónica y con mal pronóstico es que nos permite prepararnos para el final de la vida y paso a paso preparar el camino, día a día.
Hay varios asuntos que podemos preparar:
- Area sanitaria: El documento de voluntades anticipadas se incorpora a la historia de salud y recoge la voluntad del paciente sobre sus deseos respecto a la limitación del esfuerzo terapéutico, el lugar donde desea se produzca el fallecimiento (domicilio/hospital) y voluntad respecto a la donación de órganos, así como nombrar un interlocutor en caso de no poder comunicarse o estar consciente, la verdad es que es un documento facilitador para la persona, su familia y el equipo sanitario, totalmente recomendable de realizar.
Pero lo más importante que debes saber es que existe medicación para que no sufras, para tratar el dolor.
Y que recientemente se ha incorporado la ley de la eutanasia que supone el "acto deliberado de dar fin a la vida de una persona, producido por voluntad expresa de la propia persona y con el objeto de evitar un sufrimiento".
- Area material: Realmente es la menos importante pero facilita las cosas a los seres queridos que dejamos y puede incluir designar las características del sepelio, si prefieres entierro o incineración, lugar de reposo, etc. incluyendo incluso la baja en redes sociales.
Otros asuntos pueden suponer dejar testamento por escrito, dejar una carpeta virtual o física con documentación (escrituras, contratos, cuentas bancarias, seguros..) o incluso dejar liquidez para asumir los gastos de sepelio y para el pago de impuestos de la herencia.
- Area emocional: Sin duda la más compleja.
A mi parecer, el objetivo de este área es descansar, encontrar la paz, el sosiego y transmitir y recibir amor de los seres queridos.
A veces puede suponer pedir perdón o incluso descubrir secretos de familia.
Mi experiencia me dice que ante las rupturas familiares, en el periodo de final de vida, no son frecuentes las reconciliaciones, sí ocurre el acercamiento en relaciones más distantes, así como la toma de decisiones para proteger a miembros de la familia más vulnerables.
Un aspecto a destacar es la solicitud de asistencia religiosa incluso en personas declaradas no creyentes, al igual que un mayor interés en personas no practicantes. En esta linea señalar que es frecuente que en algún momento surja alguna conversación sobre "el después de la muerte".
La despedida, es quizás, la única tarea para con los otros en este marco y puede realizarse directa o indirectamente (dejando por escrito aquello que queremos transmitir o en un video) e incluir objetos que adquirirán un gran valor sentimental para los receptores.
Realmente la muerte es otra etapa de nuestro ciclo vital, tan importante como el resto y si la normalizamos, si hablamos de ella, no solo cuando estamos enfermos, si la aceptamos, será más fácil que aprendamos a morir, porque estaremos más preparados.
BIBLIOGRAFIA:
- Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia. «BOE» núm. 72, de 25 de marzo de 2021, páginas 34037 a 34049
Muy interesante artículo, que invita a la reflexión y debería ser tratado más asiduamente por todo el personal sanitario.
Enhorabuena por tu gran labor Raquel, me ha encantado la claridad y sencillez con la que describes nuestro trabajo en la etapa de final de vida y para la que como muy bien significas no estamos preparados y la importancia de ello.
Una vez más demuestras tu gran humildad y profesionalidad así como tu amor y respeto a nuestra gran profesión tan poco visible en estos tiempos. Gracias